Hoy os voy a contar la excursión al tercer castillo de nuestra lista, el Castillo de Elda y sus Casas Cueva.
Visitando la web del ayuntamiento de Elda vi que se realizaban visitas guiadas gratuitas los domingos por la mañana, desde las 11:00 hasta las 13:00. Sólo hay que esperar en la puerta del castillo a la guía y ya está.
Como viene siendo habitual, ese domingo por la mañana antes de salir preparamos bocadillos, fruta y botellas de agua para nuestro almuerzo. Así que, con todo listo montamos en el coche camino de Elda. Ésta vez el GPS no nos llevó por ningún atajo, nos llevó perfectamente por la autovía hasta llegar a las faldas del castillo.
El Castillo está en un pequeño cerro junto al río Vinalopó, se accede a él por un camino asfaltado que termina en una explanada con un mirador, desde el que se puede ver todo el pueblo.
Una vez en la explanada, fuimos a la puerta del castillo. Como no vimos a nadie, no nos contestaban al llamar a la puerta, y no ver ningún cartel que nos indicara donde había que esperar a la guía, decidimos dar una vuelta alrededor del castillo, por si había otra puerta. Al final resultó ser un curioso paseo por medio del campo que sólo nos sirvió para comprobar que no había ninguna entrada más. Otra vez en la explanada, decididos a dar más tiempo a la guía para que llegara, aprovechamos para contemplar las vistas desde el mirador y hacer unas fotos. Evidentemente, las fotos las saqué con mi cámara réflex, que últimamente me acompaña a todas partes. Al rato nos dimos cuenta de que había gente esperando en las escaleras que hay en un lado de la explanada. Decidí acercarme a preguntar y me comentaron que la guía estaba terminando la visita anterior y que en breve volvía a subir a la puerta del castillo para comenzar otra visita.
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El Castillo de Elda |
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Vistas desde el mirador |
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Vistas desde el mirador |
Efectivamente, al poco llegó la guía y pudimos comenzar la visita. La chica fue majísima en todo momento y muy atenta con los peques.
El castillo es pequeñito pero está restaurado y se puede ver perfectamente lo que fue en su época. La guía nos explicó su historia y nos enseñó sus habitáculos más destacados: la casa del gobernador, donde ahora se celebran bodas civiles, el calabozo, donde nos explicó el sistema que utilizaban para entregarles la comida a los presos y la torre, donde vimos una pequeña exposición de piezas de cerámica. Al subir a lo más alto pudimos contemplar las vistas y la guía nos explicó que se vía el Castillo de Sax y otras curiosidades. Mis peques hicieron amistad con otra nena que estaba con sus papis y estuvieron un ratito correteando y jugando.
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Puerta de entrada al Castillo
Y entrada a la casa del Gobernador |
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Entrada al calabozo |
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Escaleras de entrada a la Torre |
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La Torre |
Una vez terminada la visita del Castillo, nos dirigimos con la guía a las casas cueva que hay justo debajo del castillo. Aquí ya no nos acompañó la amiguita con la que habían estado jugando en el castillo porque ya habían visitado antes las casas cuevas con sus papás. Debajo del castillo hay tres casas cueva. Originalmente cada casa era independiente de las demás, pero al pasar a ser propiedad del ayuntamiento, las unieron para hacer una exposición. En ellas hay una muestra de la vida cotidiana de la zona, con sus instrumentos y herramientas de trabajo y de la casa. Se ve cómo fueron esas casas por dentro y cómo vivía la gente de la época. Todo lo que hay en ellas han sido donaciones de los habitantes del pueblo. Las peques, sobre todo la mayor, estuvieron encantadas con la visita, recorriendo sus pasillos y sus escaleras mientras preguntaban por todo lo que veían.
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Mesa y máquina de coser |
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Mesa de trabajo de la cocina |
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Dormitorio del bebé |
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Mesa del comedor |
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Recibidor |
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Habitación de matrimonio |
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Foto de los años 60 antes de ser
reconstruido el Castillo y las Casas Cuevas |
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Cocina |
Al terminar decidimos dar una vuelta por la Sierra del Cid y buscar la ruta de senderismo que nos había recomendado la guía durante la visita. Cuando dimos con el inicio de la ruta, vimos que no estábamos preparados para hacerla. Tiene un principio un poco complicado y no llevábamos el calzado adecuado ninguno de los cuatro y tampoco la vimos viable para la peque, la mayor sí podría hacer esa ruta pero la peque aún no.
Estuvimos allí almorzando en plena naturaleza y al terminar nos fuimos a casa. Esta ruta de senderimo la tendremos en mente para más adelante!
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